Sueño realizado
Ahora ya podía confesarle a su mujer que había dispuesto de todos sus ahorros, de los fondos de pensiones, del dinero guardado para la universidad de sus tres hijos. Tan solo disponía del tiempo necesario para tomar un último café y sosegar su espíritu. Se sentó en la cafetería del aeropuerto. Sacó de su cartera el contrato recién firmado. Esa venta le haría entrar en la órbita de los grandes. Sus colegas ya no lo menospreciarían. Había conseguido el más importante contrato de exportación de vehículos que jamás se hiciera a la Isla de Cuba. Hubo de sucumbir a la mordida de un ministro, que decidió hacerse importador, pero lo logró. Le costó mucho… todo lo que tenía tuvo que entregárselo al político que le firmó el pedido… el gran pedido. Las comisiones que recibiría conforme se entregaran los vehículos, no solo le resarcirían de la mordida que había pagado, sino que lo enriquecerían de por vida. Ahora ya podía confesarle a su mujer que había dispuesto de todos sus ahorros, de los fond