Era la panacea
Las redes comenzaron a adorarlo.
Sus hermanos, adversarios hereditarios, hablaron bien de él.
Sus pecados desaparecieron como por ensalmo.
Por primera vez en su vida apareció en las noticias.
No se mencionaron sus defectos, parecía no haberlos tenido nunca.
Se ensalzaban sus virtudes, hasta entonces inexistentes.
Su jefe hablo de él sin menosprecio.
Su mujer confesó amarlo ante todos los presentes.
Cesaron los ataques enemigos.
Muchos escarbando entre sus recuerdos, encontraron alguna historia que le favorecía, para contarla… aunque no fuera cierta.
Solo alguno se atreve a decir la verdad pero en voz muy queda.
¡Y solo llevaba muerto una hora!
Una fauna de ejemplares… muy humanos
El tocapelotas, el listillo, el tímido, el arrogante, el pícaro, el descreído, y no podía faltar… el macho ibérico.
En este pequeño zoológico contemplaremos como la picardía del ejemplar menos ignorante le eleva sobre sus vecinos y más allá de lo que soñó. Como la fantasía y arrogancia de quien fue referente en el sexo le llevan a un límite inconcebible. Encontraremos al espécimen imbuido en tal grado de timidez que pierde su patrimonio por no pronunciarse. Conoceremos al listillo de turno que es engullido por su propia estupidez. Hallaremos a un espécimen cuya cortedad provoca que pierda todos los trenes que circulan por su vida. Al valiente que se enfrenta a una decisión crucial donde cree hacer justicia. Al descreído que no acepta la espectral realidad que lo envuelve.
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